Una de las características que pueden llegar a preocupar a los padres de un niño en educación preescolar es la timidez, también llamada introversión. Lo más importante es aceptar a los niños con este rasgo. Sin embargo, se pueden realizar acciones para que los niños tímidos aprendan a interactuar con otros compañeros. Un excelente método de enseñanza es la lectura de libros.
Rasgos de timidez
Al mostrarse ante otras personas, verse incompetente en aquello que se está haciendo o que lo hecho no es bien valorado por los demás, en la persona derivan sentimientos de miedo, ansiedad, dolor y la interrupción de la acción a realizar.
La timidez no es tan mala como parece, es un mecanismo de defensa frente a lo desconocido y puede solventarse aplicando diferentes estrategias para enfrentar las situaciones que la ocasionan. Para poder ir a la raíz del asunto y generar acciones efectivas, es necesario saber cuáles pueden ser las causas que generan esta predisposición
¿De dónde surge?
Como se mencionaba anteriormente, el grupo primario más importante en la vida de un pequeño es su familia. La mayor parte de lo que saben y creen los niños lo reciben de sus padres, de hermanos y otros parientes con los que están en íntimo contacto. Durante la vida de un niño las interacciones familiares siguen siendo una gran fuerza para determinar su conducta; esto es cierto por la persistencia de la influencia familiar. Comparada con las amistades, los profesores, los compañeros de juegos y otras asociaciones que son bastante temporales, la membresía familiar es continua por su naturaleza. La familia tiene mayor cohesión y, por tanto, sus valores llegan más profundamente en el individuo que a través de otros grupos.
Cuando las actitudes de los padres se anclan en lo autoritario y en el absoluto dominio, conducen a las relaciones defectuosas entre padres e hijos. Los posibles efectos de esas condiciones, en la personalidad del niño son: sentimiento de inseguridad y aislamiento. Debido a esto, los pequeños llegan a evadir expresarse y dar a conocer sus ideas u opiniones por temor a que lo que diga genere desaprobación o rechazo. De allí se desprende el que el niño opte por callar y permanecer al margen de los distintos asuntos.
Si por cualquier razon a un niño le llega a faltar el cariño de su padre o madre, es posible que se genere en él inseguridad, lo que puede hacer que se comporte reservado, desconfiado, miedoso y sin aptitud alguna para explorar el mundo de forma alegre. Alguien con estas características limitará sus interacciones sociales, y disminuirá las posibilidades de formar vínculos de amistad.
Estas inseguridades serán más frecuentes si el niño es usualmente recriminado, ridiculizado o comparado desfavorablemente con otros; cuando no se le ofrece la oportunidad de expresar lo que siente o piensa. Por el contrario, no se le permite nunca hablar fuerte y se le regaña por no pensar en los demás antes que en sí mismo. También por desobedecer a sus padres; con todo esto se les dañará la autoestima y la imagen que tienen de sí mismo, encauzándolos de ese modo hacia el desarrollo de una personalidad insegura.
La sobreprotección es otro de los comportamientos de los padres que puede hacer mella en la confianza de un niño y volverlo tímido. Esto debido a la toma para sí mismos de las inseguridades propias de los padres que son transmitidas a los niños, haciéndoles más dificil la socialización y la exploración del mundo.
Esta situación se refleja cuando los niños ingresan a la escuela, ya que se puede evidenciar cuando se les dificulta la integración con el grupo, por esta razón no pueden expresar sus ideas, se les complica trabajar en equipo y también socializar con sus compañeros. Esto debido a que sienten miedo, temor, angustia a ser rechazados o que se burlen de ellos.
El aula escolar se vuelve un campo de batalla para los niños más tímidos pues se ven enfrentados a sí mismos y a su entorno. Los niños con estas características presentan bajo nivel de actividad, y se les dificulta participar individual y grupalmente en las actividades que se realizan. Ellos desconfían de sí mismos, sienten miedo y vergüenza de hablar o actuar en presencia de los demás.
La lectura, una buena alternativa
Ya que no socializar puede llegar a afectar directamente el desarrollo cognoscitivo del educando, es necesario que los profesores trabajen en conjunto con los padres de familia en la búsqueda de alternativas para desarrollar buenas habilidades sociales y emocionales.
La lectura es una de las herramientas que se emplean para entender las relaciones interpersonales y, por tanto, gozar de una buena salud emocional. Los libros son una herramienta muy eficiente para conquistar la mente y corazón de los pequeños. Una forma de crear conversaciones interesantes y, de forma sutil, empezar a crear en los niños el deseo de compartir con otras personas.
El escoger un libro de interés por el niño, es el primer paso. El rol del padre estará en ir inspeccionando la lectura e ingeniar la forma de interactuar de estos. El hacer preguntas a medida que se va realizando la lectura, hará que el niño esté atento. Tambien que se vaya interesando por la lectura y por tanto quiera ser partícipe, al mismo tiempo que analiza y comprende la misma de una forma dinámica.
Si la oportunidad se presenta, relacionar la lectura con alguna situación similar que el niño haya experimentado, fomentará que el niño quiera expresarse al respecto. De esta manera, se crea un diálogo en el que se pueden escuchar, debatir, intercambiar y compartir opiniones. Al final, hacer un pequeño recuento de la lectura, determina si se ha interpretado la información de manera correcta y de ese modo el niño puede aplicarla.
Los niños en educación preescolar tienen una enorme flexibilidad, así que si un niño en algún momento tiene rasgos introvertidos, enseñarle a interactuar sanamente con otros niños por medio la lectura de libros es una gran alternativa para que forme vínculos de amistad y desarrolle habilidades sociales que le serán útiles por el resto de su vida.
