Hoy hablaremos sobre dos aristas principales en la educación moderna: el uso de la tecnología y los hábitos de lectura. ¿Qué problemas enfrentan los padres de familia a la hora de intentar balancear estos dos casos?, ¿Qué consejos se pueden ofrecer? ¿es posible unir ambas aristas? Conversemos un poco al respecto.
Límites y oportunidades
Generalmente, el amor que le profesamos a nuestros retoños viene acompañado con una generosa porción de alcahuetería. Con el tema de los dispositivos electrónicos sucede lo mismo: permitimos que se pasen horas y horas detrás de una aplicación.
Es importante saber cuándo establecer límites, sí, pero no basta con restringir el uso de aparatos electrónicos a cierto horario. También es fundamental recalcarles que la escuela, el deporte, las habilidades artísticas o la interacción social no se deben descuidar a causa de las redes sociales.
Como padres y responsables directos, lo mejor que podemos hacer por ellos es ofrecerles a los niños y niñas oportunidades de aprendizaje, otras formas de pasar el tiempo y disfrutar la niñez. Por ejemplo, la lectura.
La lectura: una estrategia para aprender y divertirse
Desde la aparición de la imprenta, leer se convirtió en uno de los pasatiempos preferidos por excelencia. Con el paso de los años, el número de libros y lectores aumentó considerablemente y la lectura se volvió imprescindible en escenarios como la escuela y el hogar.
Los libros albergan opciones muy diversas. Poesía, novelas, cuentos… Hoy en día, la gran cantidad de ejemplares es similar a un menú variado, apetitoso y apto para todo público. Con ellos podemos aprender de historia, geografía y cualquier disciplina académica. También reír, llorar y alegrarnos con las peripecias de los personajes ficticios. Eminencias como Charles Dickens, Virginia Woolf y Víctor Hugo son los responsables de sentimientos encontrados pero apasionantes.
Según una encuesta realizada por el DANE en el 2019, un porcentaje amplio de colombianos mayores de cinco años son usuarios de la lectura digital. Nuestros niños leen mucho más de lo que leían los niños anteriormente. Esto se debe, en gran medida, a la lectura de información presente en plataformas y juegos.
Pero para la adecuada formación de un infante, un elemento tan imprescindible como el hábito de lectura no puede suplirse exclusivamente con el contenido de las redes sociales.
¿Qué hacer?
Nuestro papel en este proceso es el de recomendar. No podemos negar que el uso de aparatos tecnológicos, tanto para adultos como para niños, es disfrutable. Pero otras actividades, como la lectura, son igualmente satisfactorias en un sentido diferente. Generalmente, detrás de un «no me gusta leer», se esconde un «no he encontrado un libro que me apasione».
Así que mamá y papá, reconociendo la personalidad de su hijo(a) y sus posibles gustos literarios, son los encargados de recomendar obras que los motiven. Por fortuna, existen categorías literarias y artísticas que se adaptan a los gustos de los más pequeños.
Al momento de recomendar un libro a nuestros hijos, es esencial tener presente:
La duración del libro. Para los que recién comienzan a leer es mejor una lectura corta.
- Una historia atrapante. En la mayoría de casos, un héroe como protagonista significa una lectura garantizada.
- La reflexión que pueda surgir a partir de la lectura. Esto convertirá el proceso de leer en una verdadera etapa de aprendizaje.
Quizá no sería muy acertado obligarlos a leer una novela extensa, pero los cómics o libros ilustrados, con su diversión e imágenes, son más propensos a despertarles curiosidad. Los cuentos infantiles y cortos también son una opción interesante para adentrarlos en el mundo de la lectura.
Variación y creatividad
Lo que menos necesitan los niños a esa edad es algo aburrido y monótono, puesto que comienzan a disgustarse con ese juego, esa lectura y esa caminata.
Lo que garantiza la creación de un hábito en los niños es la constancia y variedad, la realización de distintas actividades con un mismo objetivo. Con ellos es indispensable ser intuitivos y creativos, propiciando espacios cotidianos como, por ejemplo:
- Hablarles sobre la vida y obras de un autor
De esta manera estimularemos su interés y podremos hacernos una idea de lo que le gustaría leer en un futuro. Si demuestra un gusto particular por una obra, ¡entonces es hora de comprársela!
- Mostrarles los paisajes y personas en los que se inspiró el escritor
Mientras más detalles les ofrezcamos, mejor. Esto contribuirá a una experiencia completa de la lectura.
- Leer en conjunto
Una de las estrategias más rentables es hacer de la lectura un juego familiar. Si nos mostramos como entusiastas por los libros, probablemente los más pequeños imiten nuestro comportamiento y se enfrasquen en las aventuras escritas. Además, apartar tiempo para leer en familia puede asegurar la creación de un buen hábito literario.
- Los booktubers: En los últimos años ha surgido una nueva tendencia, los influencers, cuyo lugar de trabajo reside en plataformas como YouTube, Facebook e Instagram. Los hay de todo tipo: de moda, deporte, técnicas de estudio y, por supuesto, libros. Un estudio reciente afirma que los denominados booktubers influyen en el mejoramiento del índice de lectura infantil y juvenil. Por tanto, sus vídeos y reseñas son una excelente forma de vincular la pasión por las redes con el deseo de leer.
Los niños y niñas son seres curiosos, con mucha energía y deseos de conocer el mundo. Suelen apegarse a la tecnología si no encuentran otra actividad en qué enfocar sus esfuerzos. Nosotros, como padres, debemos dedicarles el tiempo suficiente y generar nuevos escenarios si buscamos desligarlos del afán electrónico.
Al final del día, lo verdaderamente importante no es que mi hijo o hija hayan leído un número específico de páginas. Que manifiesten un gusto por la lectura y sientan el impulso de leer por ellos mismos es mucho más valioso. E, increíblemente, es posible utilizar la tecnología como ayuda en la educación de nuestros retoños.